El académico del Departamento de Filosofía de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Mario Sobarzo, en entrevista con The Clinic, analizó el obituario, realizado en una página completa de El Mercurio a Hermann Göring, fundador de la Gestapo, que desató diversos comentarios en la prensa nacional e internacional.
En ese contexto, el Filósofo indicó: “Hay una especie de banalidad en el reportaje, o en el obituario. No sé cómo llamarlo, porque es muy extraño que aparezca en las páginas sociales. Hay liviandad al abordar el personaje histórico. Colocarlo en ese contexto, en esa sección, abordarlo de la forma en que lo hicieron, tomando elementos personales de su vida, sin circunscribirlo a su época ni nada de eso, habla de un trabajo periodístico e histórico bastante liviano. Traducir a Göring en un par de imágenes con texto es pobre”, sostuvo.
Sobre abordar este tipo de temas en la opinión pública, el académico sostiene que el punto de partida es el elemento histórico, en relación a la destrucción que generó el fascismo y el nazismo: “En el caso de Göring, el punto de partida es su relación con el holocausto, la invasión a los países en la II Guerra Mundial y su campaña de agitación anticomunista. Hay referentes que señalan que no era tan antisemita como los otros integrantes, aunque otros señalan que sí lo era. A lo mejor, habría que hacer la distinción al interior del partido Nazi. Pero, así y todo, él participa de las reuniones y todo aquello que pudo haber significado su patriotismo se convirtió en una cuestión fanática en la II Guerra Mundial. Eso no se evidencia, no es claro en el reportaje, pareciera más bien una alegoría, o una apología en último término. En ningún momento uno podría extraer que haya una crítica de El Mercurio”.
Y agregó: “Cuando trivializas, terminas por convertir la verdad histórica en cualquier cosa. Pero lo cierto es que no estamos hablando de cosas triviales, no es un triunfo en una batalla pequeñita, sino algo que atraviesa toda una etapa histórica, considerando que el nazismo se empieza a desarrollar desde principios del siglo XX, pero alcanza su apogeo en 1930, cuando los nazis llegan al poder. Mucho de eso tiene que ver con la trivialización y las mentiras de los medios de comunicación. Lo mismo pasó aquí en Chile con el pinochetismo. Al establecer trivialidades en torno al fascismo, se va generando en la gente una sensación de que esto no es tan grave, no es tan terrible y es algo menor.
Respecto a los límites y criterios que se podrían establecer para instalar este tema en el debate público, el Doctor en Filosofía Moral, indicó: “Voy a citar a Theodor Adorno, que fue uno de los que trabajó esta cuestión y que para él significó la persecución, e incluso la muerte, de familiares, amigos y cercanos, como Walter Benjamín. Él decía que los líderes nazis pueden ser considerados orates, pero que hubo una cantidad de gente que estuvo debajo de ellos dispuesta a abrir las puertas de los campos de concentración y apretar el botón para que salga el gas sarín”.
“Ese tipo de gente tenemos que estudiarla, porque hay un proceso de despersonalización que es inherente al fascismo. No es casual que Adorno justamente se haya dedicado casi una década, cuando estuvo en Estados Unidos, a estudiar este fenómeno del nazismo y el fascismo, y analizar sus posibilidades de imponerse en EE.UU., que era el emblema de la democracia a nivel mundial. Para Adorno, tuvo mucho que ver la capacidad de los nazis de manipular los medios de comunicación, de vincularse con los temores profundos de la población, que es una de las grandes cosas que tenemos hoy día en Chile con la migración, la inseguridad, etc.”.
Puedes revisar la entrevista en detalle, aquí: bit.ly/3bAjOVY