El académico del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Igor Goicovic, se refirió en entrevista con The Clinic, a los acontecimientos recientes tras el segundo aniversario del 18 de octubre.
El historiador tiene una mirada pesimista y considera que no visualiza una solución, ampliando el escenario de incertidumbre.
El Dr. Goicovic tiene una larga trayectoria como experto en violencia política, realizando, además, publicaciones en torno a los movimientos sociales, pasando por la resistencia armada a la Dictadura y su revisión biográfica de Antonio Ramón Ramón.
En relación a lo ocurrido este 18 de octubre, el académico señalo: “Desde la perspectiva de las ciencias sociales, uno tiende a reconocer en los acontecimientos de ayer, y en los que lo precedieron, ciertos elementos que permiten establecer una clasificación. En términos generales, uno podría decir que esto es parte de una revuelta popular. Y esa revuelta popular es expresión de un descontento fundamentalmente político, independiente de que, en el desarrollo mismo de la protesta, se expresen diferentes actores que tienen distintos objetivos”.
Respecto a la expresión de violencia política visibilizadas en los años 2006 y 2011, el historiador señaló: “Han cambiado varias cosas. Primero, la masividad de la violencia popular. Hoy día, respecto al 2006 y el 2011, hay un espectro cada vez más amplio de sujetos desplegados en el espacio público, llevando a cabo expresiones de violencia contra la policía, contra los bienes públicos y privados, y contra las representaciones simbólicas. Eso es un cambio políticamente relevante.
“Una segunda cuestión es la legitimidad de esas acciones. Hoy se cuestionan y se objetan menos. Dentro de las mismas movilizaciones, ya no surgen con la misma vehemencia grupos que intentan contener o retener. Del 2019 en adelante, si bien el grueso de la manifestación no se suma a los hechos de violencia, sí los respalda, los aplauden, los cobijan, etc.”
Consultado por la declaración del vicepresidente de la convención, Jaime Bassa, donde afirmaba que “nadie en Chile está usando la violencia como forma de acción política”, el académico expresó: “Disiento. Estamos en presencia de una revuelta popular que está haciendo uso de la violencia política como una forma de expresión y presión, a efecto de generar transformaciones dentro del escenario político. Que eso tenga o no una conducción política clara ya es otra cosa, pero la revuelta popular en sí no es una mera manifestación de rabia. Lo que esas expresiones de violencia nos están tratando de decir, es que ese descontento exige transformaciones profundas y radicales”.
“Por otro lado, hay organizaciones de lo que podríamos denominar el espectro de la izquierda radical, desde anarquistas hasta guevaristas, pasando por los resabios de lo que fue la insurgencia armada lautarista o rodriguista en otros contextos históricos, que están arraigados dentro de determinadas franjas del mundo popular y que intentan darle algún grado de organización o articulación a la violencia política. Es cierto que no lo están logrando, en sentido estricto, pero desconocer que esas organizaciones existen también constituye una miopía política”.
Puedes revisar más detalles de esta entrevista, aquí: bit.ly/3vweQm4