Fuente: Crónica Digital
Este martes 28 de julio, el Presidente Sebastián Piñera decidió realizar un nuevo cambio de gabinete. En el Ministerio del Interior nombró a Víctor Pérez. En Relaciones Exteriores, a Andrés Allamand (RN). En Defensa, a Mario Desbordes (RN). En Segpres, a Cristián Monckeberg (RN). La vocería de Gobierno quedó en manos de Jaime Bellolio (UDI) y Karla Rubilar pasó a Desarrollo Social.
Los damnificados, en esta pasada, fueron Gonzalo Blumel (Evópoli), Teodoro Ribera (RN), Alberto Espina (RN) y Claudio Alvarado (UDI). ¿Cuál es la magnitud de este cambio? ¿Hacia dónde apunta el Mandatario con estas modificaciones? Son algunas de las preguntas que buscaron responder cuatro analistas políticos de la Universidad de Santiago de Chile.
Gabinete de trinchera
La politóloga y académica de la Facultad de Humanidades de la Usach, Pamela Figueroa, consideró el cambio como “bastante importante”, en el sentido de que “se constituye un gabinete de trinchera”.
“Nombrando a Víctor Pérez en el Ministerio del Interior, el Presidente da una clara señal de un Gobierno muy conservador en temas de orden público y seguridad. Víctor Pérez es una persona muy relacionada al pinochetismo, tiene una larga historia de ser uno de los duros de la derecha. Creo que ese es uno de los anuncios más importantes para lo que viene, sobre todo porque vamos a entrar en un ciclo electoral y de movilización social, con miras al proceso constituyente y las próximas elecciones”, sostuvo la especialista.
En opinión de Figueroa, «llama mucho la atención el nombramiento de Mario Desbordes en el Ministerio de Defensa. Con eso lo sacan de la coyuntura política, buscan neutralizar el conflicto dentro de Renovación Nacional y a la figura más prominente, progresista y fuera del establishment de la derecha, lo ponen en un ministerio en el cual, obviamente, va a perder su figuración pública», subrayó.
«Por otro lado”, agregó la académica, “Andrés Allamand, a quien si bien lo nombran en la Cancillería -lo que era una larga aspiración para él-, también lo dejan fuera de la coyuntura. Eso creo que es un fenómeno a observar, porque se considera que nombrar a los políticos en Cancillería es casi como jubilarlos; los sacan de la primera línea. Aunque tal vez desde ahí él también puede proyectarse a otro tipo de carrera más nacional», finalizó.
Todo o nada
El Director de la Escuela de Periodismo y doctor en ciencia política, René Jara, consideró que el cambio de gabinete redefine de manera clara la orientación del Gobierno. “Hay una renuncia a lo que se denominó como ‘la nueva derecha’, más liberal y emparentada a Evópoli, que hoy es absolutamente minoría. Representa un fracaso en ese intento de renovación”, afirmó.
A su juicio, con el cambio de gabinete, el Gobierno abandona el centro político. “Se refuerza el núcleo más histórico de la derecha con la reaparición de Víctor Pérez y Andrés Allamand, que representan la orientación más conservadora del sector en la actualidad”, insistió. “Hay un intento por equilibrar los pesos en la derecha. Es un gabinete de restauración”, sostuvo.
Por otra parte, Jara advirtió que el cambio busca que el Gobierno retome la agenda legislativa. “Está demasiado lleno de convicciones y no dudará en enfrentar a la oposición en diferentes flancos. Espera mucho conflicto, lo que va a generar tensión. Frente a la postura más dialogante de Blumel, hay un reposicionamiento del eje histórico de la derecha”, explicó.
Sobre el arribo de Pérez a Interior, consideró que puede leerse como un mensaje hacia el movimiento social, centrado en el orden. “Este cambio de gabinete es una apuesta que puede que termine de matar a la derecha más histórica, ad portas del plebiscito, o puede reposicionar y reacomodar los equilibrios históricos. Es una apuesta de todo o nada”, enfatizó.
Una apuesta peligrosa
La doctora en ciencia política y académica de la Facultad de Humanidades de la Usach, Lucía Dammert, consideró que el cambio de gabinete realizado por el Ejecutivo constituye una “cirugía mayor” a la actual administración. “La señal apunta a establecer una agenda clara vinculada con la última etapa del Gobierno”, señaló.
Sin embargo, advirtió que el nuevo ministro del Interior “es una apuesta peligrosa para el Presidente, dado que instala en un espacio clave a un personaje político con una agenda más dura e ideológica, lo que puede apoyar a la polarización del debate político en el marco de la post pandemia y plebiscito constituyente”.
Asimismo, señaló que la llegada al gabinete de personas con posiciones divergentes en los últimos meses, como Allamand y Desbordes, requerirá de una capacidad de organización sólida de parte del Gobierno. “Este elenco me parece complejo para la coyuntura que viene, donde se deberían abrir los espacios de diálogo”, sostuvo.
Con todo, la socióloga y experta en seguridad pública consideró importante que el Ministerio del Interior continúe “fortaleciendo la agenda de reforma de Carabineros que el Ministro Blumel dejó en sus primeros pasos. Queda la interrogante sobre la capacidad real de apuntalar esta agenda”.
Contener el fuego amigo
A juicio del académico del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago y doctor en Ciencia Política, Raúl Elgueta, este cambio de gabinete cumple con una máxima atribuida a Sun-Tzu, autor del libro El Arte de la Guerra, “que dice, básicamente, pon a tu enemigo lo más cerca tuyo para saber qué va a hacer”.
«Acá se ve una especie de salvavidas de plomo que le dan a Desbordes, que seguramente aceptó porque se siente vinculado al mundo militar por haber sido carabinero. Ahora, obviamente, tendrá que moderar mucho su discurso y va a dejar de ocupar posiciones de liderazgo respecto de una mayor sintonía con las demandas ciudadanas; mientras que Allamand, quien lideró la defensa más ultranza del modelo, ahora pasa a un ministerio más sectorial».
Otro aspecto que llama la atención al académico, es “la poca consideración del gobierno al Ministerio de Desarrollo Social”.
Si bien el analista considera que resulta un buen puesto para Karla Rubilar, “es un ministerio, desde el punto de vista del Gobierno, casi de intercambio de favores, cuando podría ser un ministerio central que aborda temas muy importantes, relacionados con la coordinación y el enfrentamiento a la pandemia”.
“Este es un cambio de gabinete, en términos de ciclo político, muy típico. Si vemos los últimos tres o cuatro gobiernos, vemos que hacia el final de su período, todos estos gobiernos tratan de poner ministros con mayor tonelaje político pidiéndole ayuda a los partidos”, concluyó Elgueta.