El artículo propone desafíos para fortalecer las prácticas en los diversos contextos educativos.
Los académicos del Departamento de Educación de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Daniel Ríos; Dr©. David Herrera y Mg. Katherine Riquelme, publicaron recientemente el artículo “El sistema de medición de la calidad de la Educación de Chile: Desafíos y oportunidades para la mejora de la práctica evaluativa escolar”, en la Revista Humanidades & Inovação, Volumen 9.
Este trabajo tiene como objetivo plantear desafíos para mejorar la práctica evaluativa en los centros escolares, a partir de los resultados que proporciona el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE) que se aplica en Chile.
En ese escenario, para los autores del artículo la mediatización pública de los resultados del SIMCE, información que hoy se entrega de forma específica a cada agente educativo, ha afectado el prestigio de las escuelas respecto a su quehacer educativo.
“Sus resultados han generado una estigmatización de las escuelas con bajos puntajes, significando pérdida de matrícula, malestar profesional en sus profesores y directivos, y disminución de confianza en los padres”, aseguran en el artículo.
Uno de los propósitos iniciales del SIMCE como prueba estandarizada es medir la calidad de la educación, lo que repercute en la toma de decisiones, en el currículum, la enseñanza y el aprendizaje, impactando en las prácticas educativas de las escuelas.
Pese a los esfuerzos del Ministerio de Educación por una modernización técnica a favor de su fortalecimiento y mejora, los autores plantean que, se vuelve necesario fortalecer las políticas educativas y ampliar el acompañamiento de buenas prácticas para promover el buen uso de las evaluaciones educativas escolares, en función de priorizar las necesidades de cada escuela y en la voz de sus principales implicados, estudiantes y profesores.
“Esto hace pensar en la necesidad que los docentes y directivos asuman la responsabilidad de los procesos y resultados educativos desde una perspectiva de responsabilización sustentable”, indica la investigación.
Los académicos presentan a través de este análisis, diversos desafíos y oportunidades para la práctica evaluativa del profesorado, las que podrían ser complementarias a la evaluación externa a las que son sometidas las escuelas chilenas.
Es así como en función de favorecer prácticas evaluativas internas de los establecimientos escolares, se proponen criterios tales como: una evaluación contextualizada, de proceso, con intencionalidad formativa, con retroalimentación oportuna, aplicación de diversos instrumentos evaluativos y con una mayor participación de estudiantes en la evaluación.
Para los investigadores, mejorar el entorno educativo al interior de los establecimientos, implicaría una mayor participación del estudiante en su proceso de aprendizaje en el desarrollo de sus habilidades para su autorregulación.
“Para ello será necesario elaborar estrategias que fomenten la evaluación formativa, por medio de técnicas que promuevan una mayor participación del estudiante en su proceso de aprendizaje, como, por ejemplo, la autoevaluación, coevaluación y evaluación entre pares, acompañado de retroalimentación oportuna”, asegura la publicación.
El artículo indica, además, la participación estudiantil en los procesos educativos como un recurso importante para la descentralización de la evaluación, contribuyendo a una mirada compartida de la evaluación desde el papel de sus implicados.
“Todo lo anterior, está pensando en que la participación de la población estudiantil contribuya a la formación y desarrollo de la ciudadanía, ya que promueve y fortalece los espacios de diálogo y participación respecto de los procesos de evaluación y construcción de los aprendizajes”, apuntan.
Puedes revisar el artículo en detalle, aquí: https://bit.ly/3w4mDcj