¿Cómo escribir una biografía?, ¿quién es el que habla en un texto biográfico?, ¿cómo adentrarse en una vida ajena o incluso en la propia para contar una historia o hacer una denuncia? A tratar estas y otras preguntas clave se reunieron estudiantes del Doctorado en Historia y del Grupo de Historia Intelectual de nuestra Casa de Estudios. Esto en el marco del Conversatorio “A 50 años del golpe: Con éxito se realiza conversatorio sobre Biografías y Testimonios. Aportes teóricos y metodológicos para el estudio del pasado reciente”, que contó con las exposiciones testimoniales del Dr. Jorge Montealegre y el Dr. Mario Amorós, sobre sus procesos creativos y de investigación.

“Me interesa que exista la reivindicación de la memoria, es decir, las ganas de contar y preguntar lo que nadie pregunta. Ya sea por delicadeza, falta de interés o por respeto y que la persona que tiene esa memoria que quiere compartir, no encuentra el espacio social para poder contarlo”, comienza el Dr. Montealegre.

“Es necesario recurrir a las voces de otros, pero luego, dentro de mis estudios, yo ‘pierdo la inocencia’, hago un Doctorado en Estudios Americanos, acá en el IDEA y encuentro que las conversaciones y los textos que leí mientras hacía el doctorado, me fueron abriendo un campo de reflexión que yo no tenía: aparecen las acciones colectivas, la resiliencia, todo lo que resumo en un libro que se llama ‘Memorias Eclipsadas’. Todo esto sirve para analizar mi propia memoria, pero desde una mirada colectiva”, relata.

Ante esto, en su rol de moderadora, la Decana Moyano le realiza la siguiente pregunta: “¿qué es lo más difícil de un ejercicio autobiográfico en términos de la composición del sujeto?, ¿cómo afecta esto a tu vida contemporánea?”

“Creo que hay que comenzar por preguntarse por qué escribir lo que a uno le pasó. Luego entender que el que escribe es uno más. Es representativo e importante en el sentido de que su historia es igual o parecida a todo el resto con el que estaba prisionero -dice haciendo referencia al periodo en que fue preso político en 1974-, entonces no es un testimonio ególatra. Hay un compromiso político. Primero tenía un requerimiento de la memoria del horror, porque era necesaria la denuncia y se buscaba poder salvar a los que todavía estaban presos, pero luego busco hacer énfasis en la cotidianidad y en la memoria de la sobrevivencia, más que en el horror y eso en el año 1974 era un poco extraño”, responde el Dr. Montealegre.

La Decana Moyano continúa preguntado al Dr. Amorós, “¿cómo trabajas tú la búsqueda de material?, ¿cómo vas trabajando la composición del sujeto que va a dar cuerpo a esa narrativa? No es lo mismo una carta escrita a un amigo o un camarada, que un documento oficial”.

“Mi trabajo parte siempre de pensar en los personajes. Recopilar la información, llegando a las fuentes más apropiadas o fehacientes, acorde a la persona que estoy biografiando. Recopilar y por supuesto fotografiar todo lo que pueda. Luego me propongo a ordenar esta información, escribirla y hacerla encajar. Tengo la suerte de que a los periodistas nos enseñan este tipo de narrativa. Para mí el desafío es contar esa vida. En el caso de Pinochet, contar en detalle su participación en el Golpe de Estado”, relata Amorós.