A partir de una aproximación innovadora, la investigación financiada por el Proyecto Dicyt 2025 busca repensar el aprendizaje escolar desde la interacción entre cuerpos, materialidades y tecnologías digitales. Con un enfoque experimental y teórico, el estudio propone nuevas formas de comprender cómo los y las estudiantes construyen saberes en un mundo cada vez más mediado por lo digital.
Pensar el aprendizaje desde el cuerpo y sus interacciones con el entorno es uno de los principales objetivos de esta investigación, que se desarrolla en el marco del Departamento de Educación de la Facultad. Tradicionalmente, el aprendizaje ha sido abordado desde lo cognitivo y lo lingüístico, sin embargo, esta propuesta introduce una perspectiva diferente: la de los cuerpos como productores de conocimientos. “En el campo de la educación existe una deuda en torno a la generación de conocimientos que vayan más allá de los enfoques tradicionales. La propuesta de Claudia ofrece una mirada innovadora, incorporando perspectivas ontomaterialistas que permiten repensar el aprendizaje desde las interacciones con lo no humano”, explica Contreras.
La investigación pone especial énfasis en estudiantes escolares entre 14 y 17 años, quienes, en el actual contexto digital, han desarrollado nuevas formas de relacionarse con su corporalidad a través de las redes sociales y la virtualidad. “Hoy en día, las representaciones del cuerpo han cambiado. Con la pandemia se aceleraron ciertos procesos donde la relación entre lo físico y lo digital se transformó. Es en estos espacios donde se generan nuevas formas de conocimiento, ideas que circulan, confluyen y tienen impacto en las formas en que los estudiantes perciben sus cuerpos y su entorno”, señala Fonseca.
Uno de los ejes centrales del estudio es la relación entre cuerpo, cognición y materialidades digitales. En este sentido, la investigación cuestiona las concepciones clásicas del aprendizaje, proponiendo un modelo en el que los cuerpos no son solo receptores de información, sino agentes activos en la producción de conocimiento. “La idea no es analizar únicamente cómo los jóvenes construyen sus identidades en redes sociales, sino también entender cómo se vinculan con lo no humano y cómo esas relaciones impactan en la manera en que aprenden y se perciben a sí mismos”, añade Fonseca.
El estudio incorpora una metodología innovadora basada en la etnografía digital y en el uso de materialidades biológicas. A través de plataformas como Instagram y la interacción con un tipo de moho conocido por su capacidad de generar redes, se busca establecer un paralelismo entre las conexiones digitales y los procesos de aprendizaje. “El moho genera conexiones y redes de una manera no estandarizada, impredecible. Esto nos permite explorar cómo los estudiantes, en su interacción con lo digital, crean sus propias redes de conocimiento y subjetividad. No se trata de una metáfora, sino de un ejercicio experimental que ayuda a pensar de manera distinta los procesos educativos”, explica la investigadora.
El impacto de esta investigación se proyecta en múltiples niveles. En primer lugar, busca aportar a la instalación de nuevas líneas de estudio en el Departamento de Educación de la Facultad de Humanidades, incorporando enfoques teóricos que amplíen la comprensión del aprendizaje más allá de la enseñanza tradicional. “La investigación educativa necesita abrirse a nuevas formas de pensar lo escolar, especialmente en un contexto donde lo digital y lo material se entrecruzan constantemente”, enfatiza Contreras.
El estudio no solo busca generar conocimiento a nivel académico, sino también contribuir a una reflexión más amplia sobre los procesos de aprendizaje en la sociedad actual. “Este proyecto es una oportunidad para comprender mejor cómo las nuevas generaciones construyen saberes en relación con lo digital y lo material, y cómo podemos desarrollar metodologías más inclusivas y acordes con la realidad contemporánea”, concluye Contreras.
Con esta investigación, las académicas reafirman el compromiso de la FAHU Usach con la innovación educativa y el desarrollo de nuevas perspectivas para abordar la enseñanza y el aprendizaje en el siglo XXI.
Créditos:
Redacción: Sofía Molina C.
Fotografía: Sofía Molina C.
Edición: Luciano Guzmán N.