23 Sep 2021 / Noticias /
Académica FAHU, Dra. Carolina García, sobre formación ciudadana: “Es uno de los elementos fundamentales en que los individuos se transforman en sujetos sociales”

 

La académica de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Carolina García se refirió en portal de noticias de Colegio Academia de Humanidades, a la Educación Cívica y Formación Ciudadana que deberían entregar las Escuelas.

En ese contexto, la profesora indicó: “La formación ciudadana es uno de los elementos fundamentales de la socialización, es decir, del proceso en que los individuos se transforman en sujetos sociales. Corresponde a la dimensión que contribuye a la formación de sujetos políticos, entendiendo este concepto desde la perspectiva aristotélica del ciudadano, es decir, como un agente activo, responsable y comprometido con el bienestar de la polis, de la o las comunidades de las que forma parte”.

Además, señaló que esta formación implica un proceso de socialización política que se desarrolla en distintos planos de nuestra vida: “Una de las premisas sobre las que se sustenta la formación ciudadana es que “el ciudadano no nace, se hace” (Galston, 2001), es decir, necesita de la educación para poder participar activamente en la construcción del bien común, especialmente en sociedades cada vez más complejas y diversas. La formación ciudadana implica un proceso de socialización política que se desarrolla en las distintas comunidades de las que se forma parte: la familia, la escuela, el barrio y los grupos étnicos, religiosos o comunitarios. Sin embargo, desde comienzos del siglo XIX, la escuela ha sido una de las instituciones sociales clave para desarrollar esta tarea formativa, ya que la experiencia escolar y las posibilidades que brinda de interactuar con personas diversas y buscar acuerdos y normativas para convivir armónica y democráticamente dentro del espacio escolar, transforma a la escuela en el espacio de subjetivación y simbolización en el que se construye la significación de lo que implica ser ciudadano y se deberían vivir las primeras dimensiones de la experiencia ciudadana (Peña, 2015; Redón, 2010)”.

Esta formación posee tres perspectivas transversales, que corresponde a Educación Civil, Educación Cívica y la Educación Ciudadana, esta última, centrada en el desarrollo de experiencias formativas que puedan permitir al estudiantado asumir como agentes activos, con la responsabilidad de buscar soluciones a problemas que afectan a sus comunidades.

Promover la formación ciudadana es indispensable para la académica, señalando que es fundamental para comprender como funciona el sistema: “No promover la formación ciudadana es una de las principales causas de las injusticias que se mantienen, especialmente en sociedades tan desiguales como las latinoamericanas y la chilena. El saber es poder, por tanto, contar con una alfabetización política y económica y con las habilidades necesarias para participar en los distintos espacios existentes, es clave no solo para lograr que las personas sean conscientes de sus derechos y sepan cómo y cuando ejercerlos y defenderlos. También, es fundamental para comprender cómo funciona el sistema, para develar quiénes se benefician y quiénes se ven perjudicados por dicho sistema, para descubrir cuáles son las estructuras de poder que determinan el su funcionamiento y puedan asumir su condición de agencia como ciudadanos y ciudadanas que, si trabajan colaborativamente por el bien común, pueden impulsar las transformaciones sociales que se requieren para superar la desigualdad, la exclusión, la violencia y la discriminación”, señaló.

Respecto a las debilidades de este sistema de formación en Chile, la profesora indicó: “Una de las grandes debilidades que ha tenido la formación ciudadana en Chile durante los últimos años, no radica en su poca presencia en el currículo oficial, si no en la falta de oportunidades que brinda la escuela para participar activa y responsablemente en la resolución de problemas. Si se analizan las características y fuerza que ha tenido el movimiento estudiantil secundario durante los últimos 15 años, se puede identificar que la experiencia escolar ha contribuido al desarrollo del pensamiento crítico en el estudiantado. Los y las jóvenes son capaces de hacer agudos diagnósticos sobre la realidad nacional y de comprender las causas profundas de la desigualdad y la injusticia que existe en la sociedad”, apuntó.

 

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