1 Dic 2021 / Noticias /
Académico de IDEA USACH, Dr. Raúl Elgueta explica participación electoral de la elección presidencial

 

Para el académico del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Raúl Elgueta, la tendencia a la baja en la participación ciudadana, a la hora de votar, representa una amenaza para la legitimidad democrática.

En ese contexto y tras las elecciones presidenciales de primera vuelta, durante la jornada de elecciones también se definieron senadores y diputados. De esa manera, el Servel informó que asistió un 47,34% del padrón electoral, cifra más alta en comparación a elecciones anteriores.

Sobre esto, el académico señaló en portal Marga-Marga: “Revierte levemente la tendencia a la baja que ha habido en las elecciones presidenciales a partir de la instauración del voto voluntario”, sostuvo”.

“Si se compara con la votación en el plebiscito, indican que votaron menos personas… En mi opinión, el dato es más bien de continuidad con las tendencias históricas. Es una mala noticia por cuánto más de la mitad de la población no participó, pero no es negativo, por cuanto aumentó levemente la participación electoral”, indicó.

Respecto a la abstención ciudadana en estas elecciones, el Doctor en Ciencia Politica sostiene que ésta ha aumentado desde 1990: “La pérdida en la participación electoral no es más que un síntoma de la pérdida de la legitimidad de los partidos políticos. La segunda apela a la noción del votante habitual. Las personas una vez que han votado tienden a mantener este hábito cívico. El descenso en la participación se explicaría básicamente por un envejecimiento de padrón electoral efectivo”, explicó.

Además, el académico considera que existe un debilitamiento en el deber cívico y en la oferta política: “La principal amenaza es a la legitimidad democrática. Las investigaciones indican que la población con menores niveles educacionales y socioeconómicos es la que participa menos. Ello significa una sobrerepresentación de los sectores más acomodados; y una exclusión de los sectores más desaventajados. Esa dinámica tiende a generar una ‘desesperanza aprendida’ que va erosionando la legitimidad de las democracias”, apuntó.

 

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