9 Dic 2021 / Noticias /
Académico Dr. Mario Sobarzo sobre acceso a la Educación Superior: “Si queremos generar sistemas de accesibilidad más universales, tenemos que generar un mejor acompañamiento a los jóvenes”

El Centro de Estudios Públicos (CEP), acaba de realizar un reciente análisis que muestra la existencia de una gran dispersión en el puntaje que entrega el ranking de notas para ingreso a la educación superior, ejemplificando que, si dos alumnos que fueron mejores de su generación, en distintos colegios, podrían tener hasta 400 puntos de diferencia.

Sobre este tema, la investigadora del CEP, Silvia Eyzaguirre manifestó que, si se aplicara este nuevo instrumento, los jóvenes de colegios municipales y particulares subvencionados tendrían en promedio 40 puntos más en su puntaje de ranking, mientras que los de colegios particulares pagados tendrían cerca de 30 puntos menos, lo que equilibraría la balanza.

“Pensado de esta forma, el ranking histórico ordena a los alumnos en función de su rendimiento, lo que quiere decir que el alumno que está en el mejor percentil de desempeño, en cualquier colegio de Chile, tendrá la misma bonificación”, indicó.

En ese contexto, el académico del Departamento de Filosofía de la Universidad de Santiago, Dr. Mario Sobarzo, sostiene que perfeccionar sólo el ranking, de forma aislada, no servirá de mucho, porque el acceso a la educación superior está mediado por muchos factores que hay que considerar. Por ejemplo, las mismas universidades impactan en el acceso al darle más o menos ponderación al ranking y a los otros factores.

“Si queremos generar sistemas de accesibilidad más universales, tenemos que generar un mejor acompañamiento a los jóvenes, incluso previamente a su ingreso a la universidad. Aislar un solo factor, como lo hace el CEP, es un poco capcioso”, sostuvo el Filósofo.

Además, el Doctor en Filosofía Moral, considera que uno de los problemas que persisten en el ingreso a la educación superior es el factor socioeconómico: “Lo más relevante de este nuevo ciclo para acceder a la universidad es la mayor libertad de las instituciones para ponderar otros factores, como el ranking y el promedio de notas… El problema de fondo que se evidencia aún, después de todos los cambios que se le han realizado al sistema de acceso, al mayor apoyo económico estatal y al aprendizaje acumulado al interior de las instituciones que se acogieron a la gratuidad, es el cruce muy fuerte entre el factor socioeconómico y la futura inserción laboral”.

En relación a la importancia de mejorar estas condiciones de acceso, el Dr. Sobarzo, se refiere también a la desigualdad en el sistema educativo: “Si no logramos cortar este círculo y constante repetición año a año que muestra un sistema educativo intencionalmente orientado de acuerdo a clases sociales, donde los y las pobres están condenados a acceder a las universidades de menor exigencia (cuando acceden), mientras quienes poseen mayor capital económico y social tienen garantizados desde el sistema escolar, el futuro económico de sus hijos, las contradicciones que nos llevaron al 2019, seguirán ampliándose y generando mayor conflictividad social”.

Y agregó: “Muchas veces los apologistas del status quo para defender sus privilegios utilizan conceptos como meritocracia, calidad académica, exigencia y disciplina, etc., cuando lo cierto es que gran parte de su éxito social se debe a un sistema que los beneficia en todas las etapas formativas, dándole más importancia a los vínculos sociales como la amistad o las alianzas matrimoniales. Este problema no es sólo educativo, sino que es político. No hay que olvidar que las movilizaciones que son antecedente del 18 de octubre de 2019, en gran parte corresponden a estas contradicciones educativas que señalamos”.

En relación a las iniciativas de acompañamiento para facilitar el acceso a la educación superior, el académico señaló: “Una de las cosas que dejó en evidencia la pandemia y la suspensión de la presencialidad fueron las tremendas carencias materiales con las que opera el sistema público: ausencia de computadores, conexión a Internet, falta de capital cultural para operar las tecnologías digitales, escasa capacidad de seguimiento estatal, entre otras. Pero, y esto es parte de esa integralidad, también necesitamos enfocarnos en potenciar el apoyo psicológico y social a quienes ingresan a la universidad en los sectores más empobrecidos… En mercados saturados, las mejores opciones laborales las tendrá el que posea mayor capital social y esto queda fijado mucho antes de ingresar al sistema universitario”.

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