Fuente: The Clinic
El académico de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile señaló lo siguiente:
Entre los distintos pwmas (sueños en que se conecta con sus antepasados que le entregan elementos de lo que podría suceder) que Gabriel Kurrümañ Huenteman ha tenido en el último tiempo, uno se relacionaba con una papay (mujer mapuche mayor) que limpiaba mote en un lecho de agua de Alto Bío Bío, entre medio de antiguas Araucarias. Ella le entregó la mitad del mote, y Gabriel Kurrümañ lo interpretó como las esperanzas que llevara al proceso constituyente y la fuerza depositada por el pueblo mapuche. “Pero lo único que le voy a pedir –le dijo la papay en el sueño– es que ese mote que usted lleva, si a usted le sobra en otro lado, tiene que regalarlo, o que, si hay gente que se encuentra en el camino y que necesita, usted tiene que dárselo, no trate de comerse todo el mote”.
Gabriel Kurrümañ, debe ser uno de los candidatos mas jóvenes que postula a ser electo constituyente por los Escaños Reservados. Es hablante de mapuzugun y originario de Alto Bío Bío.
Tenía seis años cuando la decisión de construir la Represa Hidroeléctrica Ralco en 1997 quebró las frágiles relaciones encaminadas luego de promulgada la Ley Indígena en 1993. Ese año las recomendaciones dadas a conocer por el director de CONADI y su consejo asesor no fueron consideradas; e inclusive, como sostuvo el mismo Domingo Namuncura en su libro, “no estaba en antecedente de los hechos”.
En ese entonces, Gabriel Kurrüman vivía en la comunidad Butalelbun en Alto Bío Bío. Su reflexión –y con la distancia del tiempo– sostiene que ese hecho tuvo un impacto en los Pehuenche, “comunidades que fueron relocalizadas en otros territorios, en otras localidades y sectores más urbanizados que generó un daño e impacto medioambiental sin precedentes”. En sus recuerdos, la inundación de cementerios antiguos es algo que “hoy en día lamentamos que ocurriera ese tipo de situaciones”. Para él marco una ruptura social que derivó en la relocalización de muchas personas que se encuentran hoy con problemas de alcoholismo, pobreza e incluso de salud mental.
Primeras influencias
Kurrümañ es asistente social, facilitador intercultural y docente de la Universidad Católica de Concepción donde realiza tres electivos, entre ellos “Lengua y Cultura Mapuche”. También enseña mapuzugun, idioma que debería ser oficial y una asignatura obligatoria. En su reflexión, revertiría la discriminación, el desconocimiento y la revitalización: “para mí, peñi, la lengua es lo más importante que se tiene que revitalizar”.
Una parte de su niñez la vivió en la comunidad de Butalelbun, de la cual es su origen materno. En su niñez, la pobreza como en una parte considerable del pueblo mapuche de esos años era evidente. La ausencia de fuentes laborales determinó que muchos migraran a las ciudades en busca de mejores trabajos. Entre esos su propia madre, lo que significó para él ser criado por su abuelo.
Don Atilio Pereira Huenteman es una de las principales influencias en su formación, “como longko ejerció el compromiso de organizar las actividades espirituales al interior de la comunidad, realizando nguillatun, participando en todo el rol que él cumplía dentro de la comunidad. Nosotros siempre estábamos acompañándolo porque él también nos criaba”. Con su abuelo aprendió cómo organizar al pueblo mapuche, lo vio como solicitaba creaciones de escuelas y organizaba a su gente para solicitar las devoluciones de tierras. Todo bajo los protocolos y tradiciones como mapuche. “Siempre lo admiré por su valor y rol como autoridad en base a nuestros principios que tenían como mapuche”.
Debido a la formación recibida por sus abuelos aprendió el mapuzugun que hoy enseña en la universidad. Don Atilio es importante por otros hechos complementarios en su vida: “Evidencié desde pequeño cuando mi abuelo se perdía una semana, dos semanas, porque iba a resolver los problemas de tierras, participaba mucho en los juzgados de indios que estaban en Victoria”. El no duda: su base política y cultura es su abuelo.
Lejos del mito de que los Pewenche viven aislados, Kürruman lo ve de modo distinto: viajar a Puelmapu en el verano a las veranadas, moverse hacia otras zonas mapuche para desarrollar el comercio o bajar a las ciudades para comprar alimentos para cruzar el verano sigue aún en sus recuerdos. En sus viajes a Puelmapu aprendió a confeccionar witracure, boleadoras mapuche que sirven para cazar. A los pocos años le servirían para sobrevivir a un difícil momento de su vida. Toda esa construcción social mapuche la asigna como parte de los principios que los mapuche deben portar y desarrollar. Son “esos mismos valores hoy en día que yo quiero tratar de llevarlos a este proceso constituyente”.
Esa construcción identitaria lo complementa con la dura realidad que se inicia en el año 2000: la construcción de Ralco y el inicio de las recuperaciones de tierras y movilizaciones para intentar impedirlo. Su abuelo toma la decisión de migrar hacia Trapa Trapa para ser parte de las recuperaciones de tierras junto a toda su familia, insertándose en el proceso de resistencia del pueblo mapuche. Si bien su abuelo “había dejado de ser longko, su activismo, su protagonismo como dirigente aún seguían latentes”. En este proceso convergen históricos militantes del movimiento mapuche asociados a Ad Mapu y ahora a las nuevas organizaciones surgidas en el proceso de Autodeterminación, como el Aukiñ Wallmapu Ngulam y la Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco-Malleco. Últimamente se agregaron la Resistencia Lafkenche y Aukan Weichan Mapu. Todas estas expresiones “políticas e ideológicos que existen”, dice Kurrüman, “son claves “para el debate que hoy se esta dando dentro del Wallampu”.
En los siguientes años la violencia escaló en Alto Bío Bío: de las movilizaciones, manifestaciones y marchas comenzaron a desarrollarse los incendios a camiones, maquinarias y enfrentamientos entre Carabineros y weichafe. El resultado fue que muchos dirigentes fuesen condenados, entre ellos su abuelo como “usurpador de tierras”. Desde ahí que don Atilio sea un referente, como dirigente, como amante de la justicia y reconstructor del territorio usando la revitalización de las prácticas culturales. “Para mí él es una inspiración bien importante dentro de este proceso que hoy día yo estoy asumiendo”, señala Kurrümañ en conversación con The Clinic.
Lecciones después del Sename
Su vida en comunidad le permitió reconstituirse como mapuche luego de una experiencia a lo menos traumática en su persona: vivir en el SENAME. Por razones de trabajo, su madre tuvo que dejar la comunidad en los primeros años de la década de los 90. Como madre soltera lo quiso criar y lo llevó, pero se le hizo muy difícil. Entre las dificultades: el exceso de trabajo de su madre y el machismo de la pareja que no lo aceptaba. La tragedia se acrecentó: terminó en un hogar de menores por tres años en Los Ángeles. En esa ciudad leyó los rayados que fueron apareciendo y que anunciaban el conflicto del futuro: “No a Ralco” y “Fuera ENDESA”.
En el hogar de menores se hizo a sí mismo. Las enseñanzas aprendidas en la comunidad le permitieron sobrellevar ese difícil momento de su vida personal. Lo hizo sin dejar de olvidar “nunca mi esencia como mapuche”. Optó por mapuchizar a sus compañeros del hogar enseñándoles a elaborar wexuwe y boleadoras hasta que fue llamado por la directora, quien le preguntó que estaba enseñando. “Se reía la directora, pero nunca en un acto discriminatorio, pero ellos siempre evidenciaron que en mí estaba vigente mi identidad como mapuche, pese a las condiciones de vida que estaba viviendo en ese momento”.
De esa experiencia viene su reflexión y compromiso de salir electo constituyente por los escaños bajo el número 116: “Entender que la base de los problemas sociales que tenemos como sociedad está sujeta al modelo que genera situaciones de desigualdad. Esta brecha de inequidad, donde cierto sector tiene más y cierto sector menos”. Para cambiarlo, plantea solucionar los problemas de marginación, lo que pasa por el acceso a la educación, mejorar las condiciones de distribución económica y revertir la precarización laboral. “Lamentablemente hoy en día, peñi, los niños que están insertos en los hogares de menores producto de las malas condiciones, evidencian en las pocas garantías la precaria distribución que existe en ciertos sectores, lo que genera ciertas frustraciones en las familias. Eso trae consigo el consumo de alcohol, el consumo de drogas, actos delictuales. Entonces nuevamente yo creo que la base de esto es cambiar, reestructurar el modelo para generar una mejor redistribución y entrega de garantías sociales en términos de derechos sociales. Esas son nuestras propuestas centrales”.
La impotencia de antes y de hoy
La reducción de tierras es otro de los elementos en el análisis de Kurrümañ. Para mejorar y prosperar, dice, es necesario modificar la reducción. Se necesita “tener nuestro propio sistema económico que nos permita satisfacer nuestras necesidades como mapuche”. Para crearlo “planteamos una política de reparación que tiene que ejercer el Estado hacia nuestro territorio” de la mano con una política de descentralización de recursos y de focalización de estos por parte de las empresas que “ya están establecidas en nuestro territorio y que han generado un impacto medioambiental y un impacto social dentro de nuestro territorio, como el caso de Endesa y Enel. Es lamentable que hoy tenga el 0,5% de tributación en nuestro territorio y que está definido solamente a una fundación que tiene un rol bien paternalista en el ámbito de la reparación que se da en el territorio”. Lo paradójico, es la falta de acceso a la energía en el lugar donde se produce.
Aún recuerda cuando llegaban a dar charlas sobre el impacto positivo que tendría Ralco para el futuro de los Pewenche. “Traían cuadernos, lápices, daban charlas sobre el progreso”. También lo llevaron a conocer la Central Hidroeléctrica, como le inculcaron la importancia del medio ambiente, de la espiritualidad, de la relación con el río, las aguas y los bosques, como niño Pewenche nunca encontró bonita la Central. “Yo lo veía como algo malo, creo que es aún algo malo, que ha generado un impacto negativo. Me daba pena el hecho de ver árboles inundados, árboles muertos, los troncos saliendo en este caso, de verdad que ésa era mi sensación, pero eso también ocurría por el hecho de la formación que yo tuve dentro de mi familia: el respeto al entorno”.
Ante esta realidad propone un nuevo proyecto de asignación de recursos en la cual todas las empresas que han generado un impacto negativo tengan que aportar el 50% en el territorio donde están extrayendo los recursos. De ese modo se podría “garantizar condiciones prósperas hacia la comunidad y generar condiciones de estabilidad social dentro de las familias que habitan en los diferentes territorios y de ese modo construir el Introfil Mongeñ”.
Como política hacia el mismo pueblo mapuche propone estimular las condiciones de intercambio entre los territorios. “Eso va a permitir en un sentido de reconstrucción como pueblo el territorio”. Así como se invitan mapuches de otros puntos territoriales a participar en las prácticas de las tradiciones, es posible fortalecer y criar instancias que estimulen las relaciones entre las distintas identidades territoriales del pueblo mapuche. Si funcionaran estas propuestas, dice Kürrumañ, podríamos “sacar a nuestros peñi de la recolección de la fruta, porque lamentablemente nuestros jóvenes dentro de nuestros territorios y así como nuestros padres lamentablemente hoy en día son la mano de obra barata para la industria agrícola y para la industria frutícola, porque esas son las condiciones que nosotros tenemos hoy en día en nuestros territorios, lamentablemente somos la mano de obra barata”.
Cuando niño observaba como llegaban y se iban buses con los trabajadores que construyeron Ralco; y hoy también ve con impotencia como “los días domingos van subiendo estos buses de diferentes empresas a buscar a los peñi jóvenes y adultos para llevarlos a trabajar a sus empresas”. Y vuelve a subrayar: “Me duele ver que hoy en día nosotros como mapuche sigamos siendo la mano de obra barata; ésa es la condición que nosotros hoy cuestionamos”. A ello agrega la pérdida del territorio y lo describe a partir de su tierra: “hay alrededor de cinco latifundios terratenientes que han expropiado nuestros territorios”.
“Esa acumulación de rabia en relación con la poca justicia que nosotros tenemos en realidad como mapuche, como pehuenche, hoy en día a nosotros nos da fuerza para poder participar en este proceso de redacción de la nueva Constitución. Para buscar la anhelada justicia que históricamente nosotros hemos manifestado en los diferentes procesos de movilización, en nuestros diferentes caminos que han tenido por ejemplo nuestros longkos”.
El Toki Kurra: el sueño con un horizonte Plurinacional
Gabriel Kurrümañ se siente –como una parte de su generación– como los continuadores de un camino abierto por sus antepasados. En la nueva Constitución se deben materializar las demandas que son manifestadas como pueblo, que se generen las condiciones de justicia para poder satisfacer sus necesidades y garantizar los derechos que el movimiento mapuche ha manifestado: “el derecho a la libre determinación”. Una demanda derivada de las movilizaciones que se han venido desarrollando por tantos años como movimiento mapuche, sostiene.
“¿Cómo se soluciona la situación de los agricultores?” le consulto. Kurrümañ regresa al pasado: “Nosotros hacemos este diagnóstico: el proceso de ocupación legítimo que estas familias hicieran expropiación de nuestros territorio. El Estado de Chile garantizó mecanismos para que estas familias hicieran procesos de apropiación de nuestros territorios. Luego traspasaron a las empresas dejándonos en incertidumbre y por eso planteamos la reparación. Nosotros planteamos que vivimos en un proceso de ocupación constante”.
Al igual que otros y otras candidatos y candidatas constituyentes mapuche, propone transitar de un Estado Unitario a un Estado Plurinacional. El cual a su vez debe reconocer el “derecho a la libre determinación garantizando la preservación del medio ambiente como sujeto de derecho, nuestro Introfil Mongeñ y focalizando los recursos económicos para desarrollar la Autonomía que permita generar nuestro propio modelo educativo mapuche, fortaleciendo nuestro sistema tradicional de salud, administración de nuestros territorios y participación en la elaboración de políticas públicas”. Luego de ello “comenzar a definir las líneas de trabajo con el objetivo de que converjan todas las necesidades y unificar criterios como pueblo con los demás constituyentes”.
Otra de sus propuestas es que la educación sea administrada por las comunidades. La pérdida de la identidad y de la lengua son también preocupaciones de su candidatura. “La redacción de esta nueva Constitución tiene que ser una instancia que permita construir nuestras propias instituciones, resolver nuestros problemas económicos y materializar en una nueva Constitución la demanda histórica que hemos tenido como pueblo”.
Luego envía un recado a los chilenos que flamean la bandera mapuche en las movilizaciones sociales: “La responsabilidad de reconciliarse con nuestra identidad como mapuche, porque creemos que ellos ya entienden y dimensionan por qué hoy en día nosotros hemos alzado la voz, por qué nuestras demandas han estado presentes en el transcurso de la historia, entonces creemos que esa misma bandera que flameó para el estallido social tiene que ser una fuerza importante para nosotros poder materializar nuestras propuestas como constituyentes. Y por otro lado, a nivel de alianza que nosotros tengamos con los demás candidatos a constituyente no pertenecientes a pueblos originarios, eso es súper importante”.
Cierra la conversación enviando un mensaje a los mismos militantes del movimiento en relación con la prisión política: “Hay presos y presos. Siento que ha existido una utilización del movimiento mapuche para de alguna forma categorizar ciertas acciones que son cuestionables dentro del weichan y que lamentablemente hoy en día se han utilizado muy mal con la palabra presos políticos. Para mí, los presos políticos son los que caen en base al weichan (resistencia), en base a una acción de sabotaje, frente a una acción de recuperación del territorio. Para mí esa es la categoría del preso político mapuche”.
En ese sentido, plantea que ante la redacción de una nueva Constitución tiene que formularse una política que permita “absolver a todos los peñi en caso de que encuentren privados de libertad producto de montajes policiales, producto a la real movilización mapuche; para mí tiene que existir una política de sacar a los peñi que estén dentro de las cárceles”.
¿Y cual es su sueño, peñi, entonces?, le pregunto para ir finalizando nuestro nütram. “Resolver los problemas centrales. El tema de la tierra, frenar los problemas de extractivismo dentro de nuestros territorios, reconstruir nuestra identidad, nuestra espiritualidad y de verdad anhelar un futuro donde nunca más existe un preso político -responde Kurrümañ-. Un Wallmapu prospero, donde no existen más niños mapuche en hogares del SENAME. Ese es el Wallmapu que yo anhelo, un Wallmapu unificado, donde yo pueda ir a visitar otros territorios, podamos compartir libremente. Un Wallmapu que tenga condiciones prósperas para poder vivir como mapuche”.
Luego de esa reflexión vuelve a recodar a su abuelo; y comparte un sueño que tuvo en estos días: un longko antiguo lo invito a ir al volcán, y a ese longko antiguo le caía una piedra a su lado. Una piedra del volcán. Esa piedra era un Toqui Kurra. “Yo le decía que me lo pasara porque lo encontraba tan bonito, pero el peñi me dijo: ‘Prepárate para que tú tengas tu propio Toki Kurra, pero ahora no lo vas a tener’”. Todas estas vivencias, experiencias y sueños lo hacen creer que el tiempo de abundancia del pueblo mapuche regresará.
Puedes revisar el enlace original en The Clinic: bit.ly/3exQUbv