Las relaciones entre cuerpo, espacio y poder atraviesan los dos proyectos que lidera Andrea Jeftanovic en el marco del Proyecto Dicyt FAHU 2025. En “Las textualidades de las caminantes latinoamericanas (1990-2024): desplazamiento, espacio y género en las letras recientes”, la investigadora examina cómo la literatura ha representado el caminar femenino en la ciudad. En paralelo, en “El habitar minoritario y las distancias políticas de la hegemonía: una propuesta teórica para leer las producciones culturales de la disidencia desde el pensamiento crítico de Nelly Richard, Raquel Olea y Diamela Eltit”, se interroga sobre cómo la teoría feminista ha dialogado con las identidades disidentes en la producción literaria y cultural contemporánea.
El caminar, un acto cotidiano que podría parecer trivial, es en realidad una manifestación de la libertad, el poder y las restricciones que han definido la relación de las mujeres con el espacio público. Desde la literatura, Jeftanovic examina cómo diversas escritoras han narrado esta experiencia en sus obras, revelando las tensiones entre movilidad, identidad y territorio. “Caminar es un acto físico, político y cívico. Para las mujeres, históricamente ha estado cargado de peligros, prohibiciones y significados que reflejan su lugar en la sociedad”, señala la investigadora.
A partir del análisis de novelas y crónicas escritas entre 1990 y 2024, la investigación busca trazar un mapa de las formas en que las autoras han representado el desplazamiento femenino en distintas ciudades de América Latina y el mundo. “Me interesa ver cómo las mujeres han conquistado la ciudad con sus propios pasos y cómo esto se traduce en la literatura. El caminar no es solo un medio de transporte, sino también una forma de apropiación del espacio y de narrar una experiencia del mundo”, explica.
Uno de los ejes centrales de este estudio es la relación entre caminar y el sentido de pertenencia. Escritoras como Isabel Mellado, quien ha narrado su experiencia en Berlín, o Fernanda Trías, que explora su vida en Buenos Aires, muestran cómo el desplazamiento se convierte en una herramienta de adaptación, exploración e identidad. “En muchos relatos, las protagonistas no solo recorren la ciudad, sino que la caminan para comprenderse a sí mismas y para entender su lugar en un nuevo territorio”, añade Jeftanovic.
En paralelo, la investigación también pone en discusión cómo el espacio urbano ha sido un lugar de exclusión y violencia para las mujeres. “Históricamente, la calle ha sido un territorio hostil para nosotras. La literatura da cuenta de los miedos y las estrategias que desarrollamos para movernos por la ciudad, pero también de la conquista del espacio público a través de la marcha y la protesta. No es casualidad que las grandes movilizaciones feministas de los últimos años se hayan articulado en torno a la caminata, como lo vimos con la Marea Verde en Argentina o las marchas del 8M”, enfatiza.
Desde otro ángulo, la segunda línea de investigación de Jeftanovic aborda el concepto de habitar minoritario en la producción cultural contemporánea, analizando cómo los estudios feministas han dialogado con las identidades disidentes. Basándose en el pensamiento de Nelly Richard, Raquel Olea y Diamela Eltit, el estudio propone una revisión crítica sobre las formas en que las producciones culturales han representado la diversidad sexual y de género desde los años 80 hasta la actualidad.
“La pregunta central es cómo el feminismo ha integrado (o excluido) a las identidades disidentes en sus marcos teóricos y en la literatura. Durante mucho tiempo, las luchas feministas y las de las diversidades sexuales parecían avanzar en paralelo, sin un diálogo claro entre ellas. Mi interés es explorar en qué medida los paradigmas construidos en los años 80 y 90 siguen vigentes o requieren una actualización para leer las narrativas contemporáneas”, señala Jeftanovic.
El estudio pone especial énfasis en la obra de autores como Juan Pablo Sutherland, Claudia Rodríguez y Ariel Florencia Richards en Chile, así como en Camila Sosa Villada y Gabriela Cabezón Cámara en Argentina, cuyas escrituras han problematizado las identidades travestis, trans y queer en la literatura latinoamericana reciente. “Estas narrativas han desafiado los límites de la representación y nos han obligado a repensar qué entendemos por minoría, hegemonía y exclusión en el contexto de la producción cultural actual”, indica la investigadora.
A través del análisis comparativo, la investigación busca trazar las tensiones entre los paradigmas feministas y las nuevas formas de habitar la disidencia. “Las teóricas que estudiamos ya en los años ‘80 anticipaban que la identidad de género y la sexualidad no podían pensarse en términos binarios. Sin embargo, hoy vemos que dentro de los mismos movimientos hay tensiones internas y disputas sobre qué significa la representación y quién tiene derecho a hablar por quién”, explica Jeftanovic.
Este proyecto, además de su impacto en la teoría literaria, busca dialogar con los debates contemporáneos en torno a la representación de las disidencias en las políticas culturales. “No es solo una discusión académica. Hoy vemos que las luchas por los derechos de la comunidad LGBTQ+ están en tensión con discursos que buscan cooptar o invisibilizar ciertas experiencias. La literatura y la producción cultural nos permiten leer esas tensiones con mayor claridad”, sostiene.
Ambas investigaciones, aunque distintas en su foco, comparten una preocupación central: el vínculo entre cuerpo, espacio y poder. En el caso de la literatura del caminar, se explora cómo las mujeres han habitado y narrado la ciudad. En el análisis del habitar minoritario, se problematizan las fronteras de la representación y los límites de las teorías feministas y de género. “Ambos proyectos buscan visibilizar cómo los sujetos marginados han desafiado los espacios que les fueron negados, ya sea en la ciudad o en la cultura”, concluye Jeftanovic.
El Proyecto Dicyt 2025 reafirma así su compromiso con investigaciones que abordan las problemáticas contemporáneas desde una perspectiva crítica y multidisciplinaria. “Estos estudios están en sintonía con la misión de la Usach de promover el conocimiento como un bien público, pluralista y con impacto social. Explorar cómo los cuerpos habitan la ciudad y la literatura es, en el fondo, una manera de reflexionar sobre las transformaciones sociales que estamos viviendo”, destaca la investigadora.
Los resultados de estas investigaciones contribuirán a ampliar el debate sobre la representación del espacio en la literatura, la relación entre movilidad y género, y los desafíos de la producción cultural disidente en el siglo XXI.
Créditos:
Redacción: Sofía Molina C.
Fotografía: Luciano Guzmán N.
Edición: Luciano Guzmán N.