El historiador Rolando Álvarez salió al paso de versiones y análisis que se quieren imponer sobre el período de la Unidad Popular y en torno del golpe de Estado de 1973 y entregó datos y antecedentes.
En entrevista con el periodista Hugo Guzmán, del diario fundado por el líder obrero chileno Luis Emilio Recabarren, el Dr. Álvarez -quien se especializa en historia política de Chile en el siglo XX- fue enfático en valorar el análisis y los procesos de evolución y aprendizaje que se han realizado, por parte de la izquierda nacional, con respecto al período de la Unidad Popular.
“En el caso del Partido Comunista, realizó un profundo proceso autocrítico. Al igual que en el caso de los socialistas, estos fueron difundidos en innumerables artículos, libros y revistas”, recalcó. Sostuvo que hay “quienes, detrás de un discurso supuestamente sofisticado, repiten la misma falsedad de Pinochet, Merino, Leigh y Mendoza la tarde del 11 de septiembre”. El académico de la Universidad de Santiago enfatizó que “no han sido los sectores de izquierda los que se niegan a realizar un análisis crítico y autocrítico por lo sucedido en Chile entre 1970 y 1973”. Por el contrario, “la historiografía de los sectores conservadores es la que debería hacerse una severa autocrítica por este flagrante caso de falsificación de la historia de Chile” y precisó que por la prensa de derecha “han logrado ir imponiendo una agenda de discusión más centrada en la justificación del golpe de Estado, que en los crímenes de la dictadura”.
Con respecto al clima político de los últimos años, afirmó que “la actual contingencia ha dejado de manifiesto un hecho: que los sectores conservadores del país están lejos de haberse desligado de su conexión genética con la dictadura y el pinochetismo”. De paso, durante esta entrevista, subrayó varios de los logros del Gobierno de Salvador Allende que hoy se quieren omitir.
En detalle sobre esto último, mencionó: “en materia de políticas sociales, se desarrolló un ambicioso plan de mejoramiento de la cobertura de salud y educación; se incrementaron de los derechos laborales (incluidos por cierto los salarios); se abrieron oportunidades de acceso a la educación superior por parte de la clase obrera; se eliminó el ‘Grupo Móvil’, brazo represivo de la policía; la política habitacional alcanzó altas cotas de construcción de viviendas; por medio de la editorial Quimantú, se democratizó el acceso a la cultura. En fin, las medidas son numerosas y no alcanzamos a enumerarlas todas”.