Fuente: U. de Santiago al Día
El COVID-19, ha estimulado los de debates respecto de sus posibles impactos políticos. En este sentido, proponemos que el tono y el acento de la política pos-pandemia, tanto a nivel mundial como local, estará señalado por dos ejes de discusión de carácter estructural que se vienen desarrollando desde hace bastante tiempo atrás:
a) El destino de Estados Unidos en su calidad de potencia hegemónica del orden mundial.
b) El destino del sistema capitalista.
Al respecto vamos a tomar dos fuentes de análisis políticos recientes pero distintos, tanto por las disciplinas como las perspectivas ideológicas de sus autores. La revista de relaciones internacionales Foreing Policy, que se inscribe en el maistream de la disciplina (se orienta en función de apoyar los intereses estadounidenses como principal potencia mundial, así como de las potencias europeo-occidentales). Y la obra, La Sopa de Wuhan, que recoge las visiones de un grupo de intelectuales críticos del imperante modelo neoliberal global.
1. El debate en Foreing Policy
En relación al primer punto, en esta revista una serie de autores analizan si el poder hegemónico de Estados Unidos se verá o no debilitado frente a China. Por ejemplo Kori Schake, opina que “Estados Unidos ya no será visto como un líder internacional debido al estrecho interés propio y la incompetencia de su Gobierno” y que el mundo estará “peor por ello” (1). Igualmente, Stephen M. Walt considera que esta crisis “acelerará el cambio de poder e influencia de oeste a este (…) La respuesta en Europa y América ha sido lenta y desordenada (…) empañando aún más el aura de la ‘marca’ occidental” (2). Sin embargo, Nye hace el contrapunto señalando que si bien la incompetente reacción del presidente Donald Trump frente a la pandemia ha dañado la reputación de Estados Unidos, o su poder blando, China no podrá beneficiarse dado que la manipulación de las estadísticas por parte de la potencia asiática y su propaganda desplegada intentando convertir la narrativa de su fracaso inicial en una respuesta benigna a la pandemia, es visto con “escepticismo en Europa y en otros lugares” (3).
Respecto al segundo punto, James Traub plantea que la pandemia no será una amenaza para el capitalismo en sí mismo, pero significará un retroceso a las ideas neoliberales dominantes. Para él, la “pandemia ha puesto al estado en el centro de la vida política en todo el mundo” y las “consecuencias lo mantendrán allí”(4) . En un tono más preocupado, Walt señala que la pandemia “fortalecerá al Estado y reforzará el nacionalismo. Los Gobiernos de todo tipo adoptarán medidas de emergencia para manejar la crisis, y muchos se detendrán a renunciar a estos nuevos poderes cuando termine la crisis” (5). Y, Robin Niblett, afirma que lamentablemente la “pandemia de Coronavirus podría ser la gota que colme el vaso de la globalización económica” y termine atrofiando la arquitectura de la gobernanza económica global establecida en el siglo XX” (6).
2. El debate en La Sopa de Wuhan
Respecto del primer punto, en La Sopa de Wuhan, destacan las posturas contrapuestas Slavo Zizek y Byung- Chul Han. Para Zizek esta pandemia podría propinar un golpe mortal al capitalismo neoliberal y conducir a una reinvención de un comunismo que habría aprendido de sus errores. Espera que esta catástrofe pueda potenciar el camino hacia un nuevo orden mundial -de claro contenido Kantiano-, caracterizado por el fin de los Estados Nación y su reemplazo por una única sociedad mundial más comunitaria y solidaria. Incluso, espera que signifique el fin del modelo político totalitario chino (7). Por el contrario, Han, refutando a Zizek, considera que el desenvolvimiento de esta pandemia podría reforzar políticas autoritarias, de control y vigilancia de masas, que se muestran mucho más efectivas para combatirla y en donde Asia en general y China en particular destacan como ejemplos. Para él, ningún tipo de sociedad utópicamente comunista saldrá fortalecida de esta pandemia; por el contrario, el capitalismo saldrá favorecido y China “podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia” (8). A su vez, David Harvey, plantea que la pandemia solo viene a agudizar las serias dificultades que enfrenta el modelo de acumulación capitalista neoliberal. La prueba estaría en la sucesión de “movimientos de protesta en casi todas partes (de Santiago a Beirut)”, dado que es un modelo que agudiza las inequidades sociales. Además, está generando una crisis capitalista de tal magnitud, que obligará a los Gobiernos a echar mano a medidas de carácter estatistas y socialistas (9).
Respecto del segundo punto, para Raúl Zibechi la pandemia acentúa la decadencia de EE.UU. junto con el orden mundial que encabezó. Para él, China continuará su ascenso como potencia global y la pandemia será la “tumba de la globalización neoliberal, en tanto la del futuro será una globalización más ‘amable’, centrada en China y Asia Pacífico” (10).
Como podemos ver, todos los debates analizados, pese a provenir de perspectivas ideológicas diferentes y en algunos casos abiertamente antagónicas, plantean diferentes escenarios respecto de los dos ejes estructurales señalados. Esta pandemia sólo viene reforzar las distintas hipótesis en juego.
A nivel del orden mundial, lo estructural es la declinación del poder hegemónico de los Estados Unidos y el ascenso de China (11).
Lo mismo ocurre con relación al destino del modelo capitalista a nivel global y local: la mantención de la globalización neoliberal o su transformación. O sea, la pandemia ha revitalizado la tensión entre el Estado y el mercado en el proceso económico y su incidencia en el proceso político de las sociedades, pese los enormes esfuerzos que por décadas han desplegado los profetas neoliberales a fin de darla por superada en favor del mito del “mercado libre”.
Nota completa, aquí: https://bit.ly/2Wq5jfd
Publicado el 5 de mayo de 2020.