La egresada de nuestra Universidad relata su interés desde pequeña en el compromiso con la educación pública y los niños en situación de vulnerabilidad, lo cual la ha llevado a asumir distintos desafíos, dentro y fuera de Chile, a lo largo de su trayectoria como docente.
En base a su contexto social y al entorno en el que vivió sus primeros años, Rayen siempre manifestó su voluntad de trabajar con la niñez y las personas en vulnerabilidad social, por lo que su vocación apuntaría a ese camino.
“Vengo de un entorno que se caracteriza por la alta vulnerabilidad social, por lo tanto, el trabajo colaborativo y territorial desde la organización social siempre fue muy importante. Desde los quince años empecé a trabajar en la población con mis vecinos buscando maneras de sobrellevar el día a día, en específico en un contexto marcado por el narcotráfico y la delincuencia, así que de ahí tuve claro que la pedagogía y la educación eran el camino. Por otro lado, me decían ‘estudia derecho, porque necesitas ganar dinero’, pero la vocación era más importante”, expresó Rayen.
Respecto al motivo de por qué optó por la Usach, la profesora de historia y ciencias sociales, argumenta que su principal motor fue el hecho de que nuestra Casa de Estudios está fuertemente ligada a lo público y la contribución social. “Buscaba algo que fuera familiar y también tuviera que ver con mi origen social. Por ello, me ayudó mucho ver este referente de la Universidad de Santiago como un camino y hoy puedo decir, desde esta lógica que tiene que ver con aportar profesionales que tengamos una mirada sociocrítica, además de aportar a la construcción de un país más justo e igualitario”.
Una vez egresada, Rayen cuenta cómo fueron sus primeros años como profesora y los desafíos que debió enfrentar respecto a su labor. “Salí de la Usach en el 2008 y al año siguiente entré a trabajar en el mismo liceo donde estudié. Fue muy desafiante trabajar solo con niñas, sin embargo, me di cuenta de que había muchas cosas por mejorar. Después, trabajé cinco años en un liceo particular subvencionado gratuito, siempre con una lógica de entregar mi conocimiento donde me genere sentido”.
Sin embargo, al terminar su estancia en dicho liceo, la carrera profesional de nuestra entrevistada tomó un giro radical que la llevó a trabajar fuera de Chile en el marco de un proyecto educativo.
“Lamentablemente, la estructura educativa padece de administraciones que no son las más conscientes para el apoyo psicoemocional, por lo que opté por dejar este espacio educativo de cinco años. Tuve que tomar una decisión que significaba dejar la zona de confort, y como a mí me gustan los desafíos, postulé a América Solidaria, quedé, y me fui a trabajar al Perú por un año, a una zona rural que está a cinco horas del Cusco y a tres de Puno, en un pueblito a casi 4 mil metros de altura”.
Dentro de su experiencia en el país incaico, Rayen se enfrentó a una serie de dificultades por las diferencias culturales con Chile. Sin embargo, pudo desarrollar exitosamente su trabajo con sus alumnos.
“Ahí encontramos muchas piedras de tope, como el liderazgo de la escuela, pero con los estudiantes logramos pequeños avances pese a lo difícil que fue sobrellevar la realidad. Este proyecto buscaba dejar capacidades instaladas entre la comunidad educativa docente, a la par trabajando con los estudiantes, y ese aspecto fue muy positivo, porque los niños nos recibieron muy bien, con muchas ganas de conocer también nuestra cultura”.
Tras concluir el proceso, volvió a Chile para trabajar en la comuna de Lo Espejo, donde se desempeña actualmente. “Logré cumplir 12 años trabajando en educación para jóvenes y adultos acá en Lo Espejo, lo cual me ha brindado la oportunidad de investigar, a la vez de abrirme puertas a nivel universitario ya que imparto un diplomado sobre educación para adultos en la Universidad de las Américas”.
Por último, la entrevistada hace un llamado a asumir el reto de estudiar Pedagogía en Historia en nuestra Universidad a quienes deseen hacerlo, con un enfoque especial en las mujeres.
“Estudiar en la Universidad de Santiago te permite una apertura en lo respectivo a una mirada sociocultural y sociocrítica. Para ustedes, mujeres, que quieran estudiar Pedagogía en Historia, es un desafío, ya que la historia ha sido contada por hombres a nivel tradicional, sin embargo, hoy existen varias aperturas. Les aseguro que es una excelente decisión y las invito a sumarse a este camino, pensando siempre desde una lógica de transformarnos en un aporte y un dinamizador sociocultural para los espacios donde ustedes puedan estar”.
Créditos:
Texto: Iván Bertolotto D.
Imagen: Luciano Guzmán N.
Edición: Luciano Guzmán N