Psicólogo experto analiza cómo el estrés agudo puede mejorar el rendimiento a corto plazo, pero advierte sobre los riesgos del estrés crónico, el cual puede afectar gravemente la salud si no se maneja adecuadamente. Recomienda estrategias como el sueño regular, la meditación y el ejercicio para mitigar sus efectos negativos.
El estrés, esa respuesta natural del cuerpo humano frente a situaciones desafiantes, se ha convertido en una preocupación creciente en nuestras sociedades contemporáneas. Para entender mejor este fenómeno complejo, radio ADN conversó con Antonio Letelier Soto, doctor en Psicología y académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), quien realizó una amplia guía a través de las distintas facetas del estrés y su impacto en la salud física y mental.
Según Letelier, el estrés se divide en dos formas principales: el estrés agudo y el estrés crónico. El primero es una respuesta inmediata del organismo ante situaciones de peligro, donde hormonas como la adrenalina y noradrenalina juegan un papel crucial para la supervivencia. En contraste, el estrés crónico se caracteriza por niveles prolongadamente elevados de cortisol, la «hormona del estrés lento», que puede causar daños severos a largo plazo en diversos sistemas del cuerpo humano.
«El estrés es funcional hasta cierto punto», explica Letelier. «Todos enfrentamos desafíos diariamente, pero cuando estos se vuelven persistentes o abrumadores, es cuando el estrés se convierte en un problema de salud». Esto puede manifestarse no solo en síntomas psicológicos como ansiedad y depresión, sino también en efectos físicos como alteraciones cardiovasculares, digestivas e inmunológicas.
En cuanto a las causas del estrés crónico, Letelier destaca la influencia del estilo de vida moderno. «La falta de sueño regular es un factor crucial», advierte. «Nuestros cuerpos están diseñados para ciertos ciclos biológicos que son afectados por el uso excesivo de pantallas y los horarios irregulares de dormir». Esta interrupción en el descanso adecuado puede exacerbar el estrés y sus efectos negativos.
Para combatir este fenómeno, Letelier enfatiza la importancia de la educación y la prevención. «Es fundamental que como sociedad aprendamos a manejar el estrés de manera efectiva», afirma. Recomienda prácticas como mejorar la calidad del sueño, promover actividades físicas regulares, y fomentar un equilibrio saludable entre trabajo y ocio. «El ocio no debe ser visto como un lujo o algo negativo en nuestras sociedades, sino como una necesidad para la salud mental y física», añade.
Además, Letelier señala que factores individuales, como la personalidad y el tipo de trabajo, pueden influir en la manera en que las personas experimentan y manejan el estrés. Profesiones de alta exigencia y entornos laborales demandantes pueden aumentar la vulnerabilidad al estrés crónico, mientras que habilidades como la gestión emocional y el autocuidado pueden actuar como escudos férreos.
Al ser el estrés parte inevitable de la vida moderna, aprender a manejarlo de manera efectiva es clave para prevenir sus efectos perjudiciales, y especialmente en los espacios y sociedades tan altamente raudas y estimuladas como las actuales. «Es un equilibrio delicado», concluye Letelier, «pero con educación, apoyo social y cambios en nuestro estilo de vida, podemos mitigar los impactos negativos del estrés y promover un bienestar integral».
Créditos:
Texto: Fidel Palacios A.
Imagen: Luciano Guzmán N.
Edición: Luciano Guzmán N.