El profesor analiza cómo los espacios urbanos se convierten en escenarios de memoria colectiva, especialmente tras el estallido social en Chile. En su curso, dictado gracias a ser uno de los ganadores del concurso Regresa a tu Alma Mater (RATAM) -en su versión 2022- explora las tensiones entre la memoria institucionalizada y las vivencias personales en lugares cotidianos, generando un debate activo entre estudiantes.
Joaquín Vargas, actualmente candidato a doctor en Estudios Americanos en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, fue uno de los ganadores de la iniciativa FAHU «Regresa a tu Alma Mater». Su curso, titulado Lugares de Memoria y Memorias del Lugar, ha sido un espacio reflexivo donde se exploran las complejas relaciones entre la memoria y el espacio, así como las representaciones urbanas en la construcción de la identidad. «El curso estaba pensado para presentar conceptos teóricos y ejemplos, de manera que los estudiantes reflexionaran desde sus experiencias y conocimientos», explica Vargas sobre la estructura de la clase.
El académico relata que su interés por la temática comenzó con su investigación de magíster, que giraba en torno a la representación de la ciudad en la narrativa de autores chilenos. Ahora, su proyecto de doctorado da un giro inverso: “Veo la ciudad y, desde ahí, qué narrativa de la memoria se construye”. Vargas destaca cómo su trabajo se centra en analizar cómo se producen las experiencias del sujeto en la ciudad y cómo estas, a su vez, generan relatos y memorias. A su juicio, resulta fundamental comprender el espacio desde una concepción colectiva, donde «el espacio se concibe como un espacio de producción social», de manera que «en la medida que producimos espacio, este también produce sociedad”.
El contexto del estallido social en Chile fue central en el curso y proyecto de Vargas. Él considera que la ciudad se transforma en un escenario de protesta, que se redefine como espacio de resistencia y memoria. “Los grafitis, rayados y protestas empiezan a generar un relato en torno a esos espacios. La relación entre memoria y espacio tiene que ver netamente con la experiencia del sujeto que habita la ciudad”. Desde esta visión, Vargas enfatiza que el concepto de “lugar de memoria” no es exclusivo de monumentos o sitios oficiales, sino que abarca todos aquellos espacios que los ciudadanos habitan y resignifican a través de su vivencia cotidiana. “Muchos piensan en el estallido y en Plaza Dignidad, pero este comenzó en Estación Central, donde una estudiante fue baleada por un carabinero. Así, cada espacio genera una memoria particular y una historia que los sujetos conectan con sus propias experiencias”.
Para Vargas, el curso también aborda la manera en que las instituciones buscan fijar una memoria oficial, un discurso que, según él, puede ser problemático. «Tenemos lugares de memoria que denuncian la violencia estatal, como Villa Grimaldi o Londres 38, pero también monumentos que celebran figuras militares, lo que genera conflictos discursivos», explica. Así, el curso invitó a los estudiantes a pensar la memoria no sólo en términos de lugares monumentales, sino también de la vivencia personal en el espacio urbano. “Nona Fernández, por ejemplo, utiliza el espacio de manera narrativa para reflexionar sobre la memoria de la dictadura. En mi tesis trabajo su novela Mapocho, que usa la ciudad para narrar fragmentos de la memoria colectiva, uniendo sitios como la avenida 10 de Julio-Huamachuco y la Plaza de Armas”.
La diversidad del alumnado en su curso es otro aspecto que Vargas resalta como enriquecedor. “Había muchos docentes, periodistas, gestores culturales y personas mayores de 50 años que aportaban experiencias diversas. Había, por ejemplo, un estudiante del litoral que hablaba de un puerto abandonado que no querían demoler, ya que para el pueblo tenía un valor simbólico». Estas visiones contribuyeron a generar un espacio de diálogo donde los participantes debatían y compartían perspectivas. Vargas enfatiza que se propició “un ambiente muy entretenido a pesar de ser online, donde yo actuaba como moderador y ellos mismos debatían, lo que enriquecía la clase”.
Sobre la recepción del curso, Vargas indica que fue positiva. “El feedback fue muy interesante; agradecieron que no fuera solo teoría, sino que tuvieran la oportunidad de discutir y presentar un objeto de estudio analizado con los conceptos vistos”.
Respecto a la iniciativa “Regresa a tu Alma Máter”, Vargas muestra su interés en continuar colaborando en instancias similares. “Sería genial seguir participando de este tipo de concursos, especialmente si la FAHU trabaja con temas de memoria, como en mi investigación”, concluye.
Créditos:
Texto: Fidel Palacios A.
Imagen: Fidel Palacios A.
Edición: Luciano Guzmán N.