Coordinadora en el MIM, cambió del diseño a la historia buscando mayor conexión humana y oportunidades en áreas relacionadas a la cultura. A través de su trabajo, promueve un enfoque educativo interdisciplinario que fusiona ciencia y arte, transformando la manera en que se enseña y aprende en Chile.
Valentina Abarca, destacada egresada de la FAHU, ha recorrido un camino único y enriquecedor que la ha llevado a ocupar un importante rol como coordinadora de actividades educativas en el Museo Interactivo Mirador (MIM). Su trayectoria, como se describe en esta nota, es un testimonio de la importancia de encontrar la intersección entre vocación y pasión, búsqueda que la ha llevado a desafiar paradigmas tradicionales en la educación.
La odisea académica de Valentina comenzó en la carrera de Diseño, en la Universidad de Chile. A pesar de encontrar aspectos interesantes en aquel programa, como la historia del diseño, sentía que algo faltaba. Este vacío la llevó a explorar nuevas posibilidades, desembarcando así en la licenciatura en Historia con mención en gestión cultural, en la Universidad de Santiago de Chile. «En el segundo año de Diseño empecé a sentir que algo le faltaba a la carrera», recuerda. «Tomé algunos ramos en Historia y, aunque inicialmente no me convencieron del todo, fue aquí en la Usach donde encontré un entorno académico y humano que me permitió descubrir mi verdadera pasión».
La decisión de cambiar de carrera no fue fácil, pero Valentina sintió que la Usach le ofrecía un ambiente más cercano y colaborativo, en el que tanto los diálogos con el cuerpo docente como la interacción con las compañeras y compañeros resultaba sin la distancia que encontró en sus experiencias anteriores. La estructura humana y académica de la casa de Kirberg, junto con el enfoque en la gestión cultural, fueron elementos clave que le ayudaron a confirmar que estaba en el camino correcto.
Por supuesto, Valentina no solo se ha dedicado a la Historia, sino que ha utilizado su formación para promover un enfoque interdisciplinario en la educación, un aspecto que considera crucial para su potencial y significativo desarrollo. En su rol actual en el MIM, ella ha trabajado para integrar diferentes áreas, tales como la ciencia, el arte, la música y las matemáticas en una propuesta educativa que rompa con las barreras tradicionales que sitúan lindes entre materias aparentemente alejadas. “Creo que, la gestión cultural tiene la potencia para cambiar un paradigma en la educación», explica Valentina. «La ciencia y el arte no deberían estar separadas, así como la música y las matemáticas están estrechamente relacionadas. En la escuela, estas áreas suelen trabajarse de manera autónoma, pero en el museo tratamos de crear instancias interdisciplinarias que permitan a los docentes y estudiantes ver las conexiones entre ellas», destaca.
Esta visión se ha visto reflejada en su trabajo en el Museo Interactivo Mirador, donde ha promovido actividades educativas que no solo se enfocan en la transmisión de conocimiento, sino en cómo se aprende. «Jugar, conversar y aprender en conjunto son formas mucho más efectivas de comprender el saber», sostiene Valentina, subrayando la importancia de una política educativa que trascienda las metodologías tradicionales.
Además, Valentina ha enfrentado los retos de la maternidad, una experiencia que ha reconfigurado todo su quehacer: “Estaba embarazada, estábamos en pandemia, estaba terminando la carrera, tenía que hacer el proyecto de tesis, tenía que terminar los seminarios. Las clases eran online, entonces fue un cambio muy rotundo, pero muy acompañado también. Creo que si no hubiera sido por el apoyo de mi familia y de la familia de mi pareja, no hubiera logrado terminar. Ese semestre, el año terminó a fines de julio, principios de agosto, y mi hijo nació a principios de julio. Entonces mis últimas entregas fueron con una guagua recién nacida”, recuerda. “También tuve mucho apoyo de los profesores que estaban conmigo en ese momento, en cuanto a temas de flexibilidad de las entregas, por ejemplo. Me acuerdo que las últimas reuniones que tuve con los académicos de proyectos finales fueron con mi guagua en brazos.”
Finalmente, nuestra Leona FAHU ofrece un consejo para quienes estén considerando estudiar Historia en la Usach: «Es importante no solo considerar lo que te gusta o lo que quisieras hacer, sino también lo que te ha llenado en el pasado. Tomarse un tiempo para descubrir lo que realmente te apasiona es esencial», enfatiza. Valentina resalta la importancia de elegir una institución que no solo brinde una buena educación, sino que también ofrezca un entorno humano y desafiante. «La Usach es un lugar donde te van a motivar a salir de tu zona de confort, a enfrentar desafíos y a desarrollar una base sólida para tu futuro profesional», sentencia. Hace un llamado a no perder de vista el recorrido propio y a utilizarlo como una guía en la búsqueda de una carrera que no solo sea una fuente de conocimiento, sino también un camino hacia el crecimiento personal y profesional.
Créditos:
Texto: Fidel Palacios A.
Imágenes: Luciano Guzmán N.
Edición: Luciano Guzmán N.