Texto: Carmen Luz Jara.
Desde 1997, la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago de Chile, en el marco del Centro de Atención Psicológica (CAP), provee de servicios psicosociales a diversos sectores a través de talleres, charlas o cursos, con el fin de entregar un aporte profesional en el ámbito de la salud mental.
Esta atención psicológica, de calidad y accesible para la población vulnerable, ofrece además una ventana de conocimiento para los estudiantes, de manera que fortalezcan sus habilidades y su estatus formativo, parte del sello de nuestra Casa de Estudios. Es con este objetivo que nace la creación del taller para adultos mayores, un espacio de conversación y contención durante la crisis social. Además, se constituye como un espacio de aprendizaje y conocimiento para los estudiantes.
¿Quiénes son las personas que realizan este taller de apoyo?
Úrsula: Somos el equipo del Centro de Atención Psicológica (CAP), que contempla a la dirección, a los funcionarios psicólogos y a los estudiantes en práctica del centro, que son diez. Además tenemos a tres o cuatro estudiantes en práctica de psicoterapia de quinto año de la Escuela de Psicología Usach.
¿Cuáles son los objetivos que cumple este taller?
Úrsula: La idea es que el taller pueda brindar un espacio de intervención en crisis para adultos mayores de la comunidad de El Bosque. También trabajamos un concepto que tiene que ver con generar una relación con nuestro entorno que sea dinámica y dialéctica. Todo esto surge a propósito del estallido social, y nace como una demanda mixta; el centro quería acotar y precisar algún ofrecimiento específico a la comunidad, y la comunidad de El Bosque se acerca y nos plantea esta necesidad.
¿Por qué se eligió a este grupo, específicamente?
Úrsula: Había dos cosas. Primero, la idea era el medio, el entorno, vincularnos en la población y poder insertarnos. Después nos dimos cuenta de que en realidad había una población que estaba doblemente vulnerada, y que era justamente esta población que ya tenía un recorrido propio, en términos de juntarse y vincularse entre ellos y la municipalidad a través del programa “Adulto autovalente”. De ahí nació algo súper interesante y desafiante para nosotros, porque nos preguntábamos cómo era acercarse a una comunidad doblemente golpeada: el estallido social les rememoraba el pasado y ahora enfrentaban esta situación.
¿Cuál es el rol del apoyo psicológico durante conflictos sociales como el actual?
Ulrich: Dentro de los objetivos que nosotros planteamos está también prestar un espacio de contención para las diferentes emociones o problemáticas que salgan producto del estallido social. Nuestro rol, a fin de cuentas, es escucharlos, que es lo que más necesitan.
Matías: Además se abrió un espacio que antes no había, que era un espacio de conversación apropiado para tratar estos temas, por lo que han podido aprovechar y se han sentido satisfechos con esta nueva posibilidad, muy necesaria según ellos.
Úrsula: Ellos tienen diversas formas de ver la problemática, y eso se engarza con diferentes posturas políticas del pasado. Por ejemplo, hemos observado que en realidad la evasiva es una respuesta muy común en el adulto mayor. Tienen un chispazo de algún recuerdo y dicen “aah, no, ya se me olvidó”. Entonces tratan de reprimir el contacto respecto a lo que se está viviendo, desde el alma y las emociones.
¿Qué consecuencias emocionales ha traído a los adultos el estallido social, quienes también estuvieron presentes en la dictadura?
Úrsula: La evasiva ha sido algo muy frecuente, y por otro lado, ellos han alimentado una sensación de brecha enorme entre su vivencia y la vivencia de la juventud actual. El taller ha tenido por propósito el lograr mostrarles empáticamente qué aporte tiene la juventud, con esta fuerza y garra por luchar, que de repente les ha producido una distancia. Ven que así no eran ellos cuando jóvenes, o que tampoco serían así.
Por otra parte, como hacemos el taller con practicantes, ellos tienen mucha animosidad en compartir su experiencia a jóvenes, de compartir su historia ya que sus hijos y nietos muchas veces no escuchan. Los adultos mayores, al brindarle este espacio de colaboración y contención, ya en la segunda sesión han mostrado satisfacción al sentir que se han acercado a estos grupos etarios tan diferentes.
Para los adultos que no tienen acceso a atención psicológica, ¿qué consejos se le pueden entregar para mitigar los efectos psicológicos del estallido?
Úrsula: Lo primero, y es algo que hemos descubierto haciendo este recorrido, es aceptar el contacto emocional. El estallido, con todo lo que se ha visto y sentido de tan cerca, genera una emocionalidad que hay que aceptar, contactarse con ella, no evadir. Lo que se genera cuando se evade, es que de pronto pueden estar en cualquier parte y ellos mismos estallan emocionalmente, cualquier cosa les hace sentir mucha pena o mucha irritabilidad. Ellos deben contactarse un momento, darle un espacio para vivir esa emoción. Luego, hay que compartirlo, y eso es más difícil porque en su familia están sus hijos o nietos, con quienes sienten cierta lejanía, entonces se aíslan.
Entonces, primero vienen las evasivas, tratar de no sentir, y luego la sensación de no tener la oportunidad o la confianza de poder hablar, produciendo más frustración y pena aún. Si no se tiene un entorno de confianza, debe ver la posibilidad de asistirse con un médico y concretar un espacio de atención psicológica. Sin embargo, para mí, los talleres son mejor aún porque pueden intercambiar experiencias entre ellos y darse cuenta que no están solos, por mucho que hayan tenido posiciones diferentes.
Ahora están en un momento del ciclo vital en el cual tienen cosas en común, y eso ya es reparador.
Matías: Con estos talleres nos dimos cuenta de que ellos tienen una necesidad de hablar y compartir su experiencia, sobre todo a las generaciones nuevas. Ellos tienen mucho que aportar, mucho que decir. Sin embargo, no se les han dado los espacios, y por eso tienden a alejarse, aislarse e inhibirse. Cuando se logran dar estos espacios, se pueden construir cosas bien bonitas, donde puedes construir desde dos relatos, dos generaciones, dos culturas, si podemos llamarlo así.
Ulrich: Lamentablemente, existe una idea en ellos que por ser de tercera edad son una molestia, favoreciendo a que se repriman mucho y no puedan tener este contacto familiar, aun cuando tengan familiares que los contengan.
¿Qué reparos tiene con la salud mental que hay actualmente en Chile?
Úrsula: Yo creo que justamente este tipo de dispositivo ha sido poco explorado. Este año hemos querido darle mucho énfasis al trabajo grupal, y delinearlo a futuro inclusive a la escuela, porque en el fondo, las menciones que pasan por el centro, que son las menciones clínicas y educacional, tienen todas su intervención centradas en un dispositivo individual, y eso, sin lugar a dudas, ha sido uno de los grandes desarrollos de la psicología clínica. Sin embargo, hay mucho por explorar en cuanto a este tipo de experiencias, porque en el fondo nos permite trabajar algo que hemos llamado «clínica situada», es decir, podemos realizar un ejercicio de intercambio con el medio donde podamos realmente prestar una atención diferente que pueda constar, por ejemplo, de estos espacios acotados a un grupo etario, con ciertas técnicas de manejo.
Hay mucho desarrollo en el trabajo grupal que hemos explorado poco y que pueden fortalecer una experiencia que hemos vivido como colectivos. La psicología nunca va a dar una respuesta social, porque nuestro sesgo va hacia lo individual. Sin embargo, podemos generar espacios que fortalezcan la organización y que puedan fortalecer los lazos, es decir, que hayan grupos que puedan realmente sentirse acompañados por el hecho de estar unidos por algo, siendo una gran enseñanza que nos deja a todas las generaciones que no vivimos el 73′ y antes, además del ahora. Actualmente se vive una experiencia muy de individualismo y de egocentrismo. Todo esto de salir a la calle y luchar nos demuestra que podemos aportar y generar espacios de colectividad que permitan fortalecer lazos.
Ulrich: Esto igual es una iniciativa gigante, si lo vemos desde una perspectiva de políticas públicas. Si bien existen programas que apuntan a lo comunitario y que tengan un enfoque orientado a la salud mental, no está instaurado como tal dentro del dispositivo de salud mental actual. El hecho de tomar esta iniciativa, indagar un poco más en este tipo de actividades da un insumo muy favorable para que se siga realizando. Si se muestran señales positivas de parte de la población es porque está funcionando esta técnica.
El llamado a una mejora para la salud mental de los chilenos ha aumentado el último tiempo, y luego del estallido, esta petición se presenta aún con más fuerza, ¿Qué medidas implementaría para que esta situación cambiara?
Úrsula: Yo creo que hay que fortalecer las redes entre instituciones. Nosotros como Centro de Salud Pública, no formamos parte de la Red Pública de Salud, y nuestra red interna tiene otro enfoque. Si las instituciones estableciéramos nexos más sólidos, podríamos generar un dispositivo y una prestación mucho más localizada y especifica. Por otra parte, hay experiencias de trabajo que son mucho más breves, y eso es algo que tenemos muy instalado de la clínica desde hace mucho tiempo. Hay experiencias que nos pueden ayudar a entender que trabajando con foco, con objetivos acotados y claros, podemos lograr mayores resultados. De todas formas, siempre hay que tener presente que solo estamos viendo una parte del prisma, es decir, hay una enorme complejidad a la que tenemos ni asomo ganas de solucionar porque no podemos. Las problemáticas sociales requieren de un abordaje integral y no pretendemos otro tipo de solución.
¿Cuál es el rol de la Usach en esta iniciativa?
Úrsula: El rol de la Usach y de las universidades en general es enorme, sobre todo de las públicas, porque ahí hay una apuesta de país, de construcción, de generación de conocimiento. El aporte de la Usach como Escuela de Psicología ha sido, el último tiempo, el de innovar a un nivel muy alto, de repensarse, reconstruirse y armar un proyecto que realmente esté en sintonía con el entorno y el medio. Le hemos dado mucho énfasis a eso, lograr una llegada diferente, una versatilidad que el psicólogo necesita tener, porque o sino estamos en un traje de cartulina súper duro que no nos permite fluir.
Matías: Para mí, la Usach no es una universidad tecnócrata, sino que todo lo contrario, es participativa. Esta universidad construye desde los colectivos, y hacer este tipo de experiencias e intervenciones que van desde las mismas personas, que surge desde ahí como necesidad, es parte de la intencionalidad que tiene la universidad con el medio, de poder construir algo desde las personas y no desde arriba, no desde el saber. Eso va muy en la línea de lo que estamos trabajando con esta agrupación.
Ulrich: Justamente eso es lo que busca la universidad con este tipo de iniciativas; conocer la realidad in situ, ver que desde ahí surge el verdadero conocimiento y es de donde debemos actuar.
Matías: Es muy importante el conocimiento popular. De pronto es más significativo o importante que un conocimiento que viene desde la teoría, ya que está situado y proviene desde la misma gente y lo que a ellos les pasa, no desde nosotros y cómo creemos lo que a ellos les sucede. También hemos tenido la flexibilidad de poder ajustar el proyecto que tenemos a las necesidades del colectivo.
Publicado el 26 de diciembre del 2019.