Los cursos diseñados por la académica, en colaboración con la doctora Ruth Urrutia, abordaron la migración desde una perspectiva práctica, permitiendo a profesionales enfrentar desafíos culturales e idiomáticos en sus trabajos. La evaluación mostró cambios significativos en los participantes, evidenciando la necesidad de seguir profundizando en esta temática.
El proyecto Regresa a tu Alma Máter, que potencia la reconexión con la institución de egresados y egresadas, permitió a la doctora en Ciencias de la Educación, Tricia Mardones, reencontrarse con la Universidad de Santiago de Chile desde una perspectiva diferente, esta vez como académica e investigadora. “Fue interesante porque justamente era volver a nuestra Alma Máter, pero ya desde otra perspectiva, ya no como estudiante, sino colaborando desde nuestro aprendizaje, sobre todo en el área de interculturalidad”, comentó.
Junto a Ruth Urrutia, también egresada del del programa de Doctorado en Educación, Mardones diseñó dos cursos dirigidos a profesionales de las áreas de educación y salud, centrados en abordar el fenómeno migratorio desde una perspectiva intercultural. “El primer curso fue focalizado para personas del área de la salud. Tocamos temas como qué significa el fenómeno de la migración, cómo se aborda y cómo afecta a la comunicación directa en el caso de personas con distintas culturas, lenguas o dialectos”, explicó.
Este enfoque práctico se reflejó en la manera en que los participantes adaptaron los conceptos trabajados a sus realidades profesionales. Según Mardones, el desafío fue “resolver conflictos en la comunicación y enfrentar situaciones de choque cultural para un trabajo más propicio en atención”.
El segundo curso, más enfocado en la didáctica, buscó cruzar la perspectiva intercultural con distintas disciplinas. “No es una didáctica específica, como en el área de la lengua o la matemática, sino una mirada transversal al currículo. Por ejemplo, cómo cruzar este enfoque en clases de lenguas modernas o matemáticas desde una perspectiva intercultural”, indicó.
Ambos cursos se realizaron en formato telemático y despertaron gran interés, aunque también enfrentaron desafíos logísticos. “Las personas llegaban desde sus trabajos, muchas veces agobiadas por el final de año, y eso, en consecuencia, redujo la cantidad de participantes. Sin embargo, quienes los concluyeron destacaron la aplicabilidad práctica y pidieron una continuación, incluso en forma de diplomado”, señaló.
La conexión entre el ámbito académico y la práctica profesional fue un eje central en la propuesta de Mardones. “Lograr que estos saberes, que pueden quedarse en el ámbito investigativo, lleguen a las personas que realmente lo necesitan es clave. Las políticas públicas están orientadas a que los profesionales se manejen en estos ámbitos”, afirmó, destacando la importancia de desarrollar competencias interculturales para enfrentar choques culturales, idiomáticos o religiosos en el ámbito laboral.
Además, la evaluación de percepciones en ambos cursos mostró cambios significativos en los participantes. “Levantamos una evaluación de percepciones antes y después de la intervención. En el discurso se evidencia un proceso de reflexión y comprensión del fenómeno, creando autoconciencia en los participantes para abordar problemas en su trabajo”, destacó Mardones.
La doctora subrayó que estos cursos no solo benefician a las áreas de educación y salud, sino que tienen un alcance transversal que podría aplicarse en otras disciplinas. “Estos cursos quedaron hechos y podrían profundizarse. Incluso, la misma universidad podría ofrecerlos como parte de un diplomado o abrirlos a sus propios estudiantes. Esto sería muy enriquecedor, pues trabajamos con un concepto de competencia intercultural aplicable a diversas áreas profesionales, como administración, economía e ingeniería”, reflexionó.
Comprometida, Mardones dejó clara la relevancia de incorporar el enfoque intercultural en los currículos y en la formación profesional. “Es esencial entender que los fenómenos culturales ocurren constantemente en los ámbitos laborales. La internacionalización nos expone a trabajar con personas de distintas lenguas, religiones y culturas. Necesitamos competencias para desenvolvernos en estos diálogos”, concluyó.
El retorno a su alma máter no solo constituyó una experiencia personal significativa, sino también un aporte valioso para la universidad y los profesionales que buscan enriquecer sus prácticas laborales con una perspectiva intercultural transformadora.
Créditos:
Redacción: Fidel Palacios A.
Imagen: Fidel Palacios A.
Edición: Luciano Guzmán N.