Hace nueve años Rocío ingresaba a Cancillería a través de la Academia Diplomática, en la cual se mantuvo por dos años y luego le permitió avanzar y trabajar otros dos años en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Luego se aventuró destinada dos años y medio a Palestina (donde también fue encargada de negocios) y posteriormente desempeñó labores de cónsul en la embajada de Chile en Israel.

Desde hace dos meses se encuentra de vuelta en nuestro país y continuando con su carrera en exponencial desarrollo, llegó a trabajar en Cancillería, en el gabinete de la Subsecretaria de Relaciones Exteriores, Gloria de la Fuente.

Su retorno a Chile no solo marca una nueva etapa en su carrera, sino que también constituye un retorno a las raíces que nutrieron su pensamiento y su visión del mundo, dejando en claro que su formación en Estudios Internacionales en la FAHU Usach, además de proporcionarle herramientas académicas sólidas, le inculcó una perspectiva crítica y versátil sobre el contexto mundial.

“En primer lugar, la realidad se revela como un tapiz multidimensional, una percepción que mi experiencia en la Usach me permitió internalizar y entender. Este conocimiento radica en cómo uno aborda críticamente el contexto que nos rodea», señala Argomedo, destacando la importancia de cuestionar el status quo y explorar las múltiples facetas de cualquier situación.

Pero su enfoque va más allá de lo puramente intelectual. Argomedo entiende la importancia de incorporar diferentes perspectivas, especialmente la de las mujeres, en la elaboración de políticas públicas y la resolución de problemas sociales. «Es necesario obtener también la perspectiva de la mujer, no solamente por un tema de género (porque corresponde al 50% de la población), sino también porque tiene otro tipo de habilidades y de trayectorias propias», subraya.